domingo, 11 de abril de 2010

Historias -- Eventos Desafortunados

Domingo 11 Abril, 05:45 AM

ImageMuy pocas personas son capaces de soportar la sucesión de eventos trágicos que experimentó Amanda Hernández.
Amanda Hernández: Crecí en un hogar desintegrado.

Un hogar pobre, con un padre ausente y con una madre sin experiencia.

Amanda: Crecí viendo a una madre joven que no estaba preparada para la vida que se enfrentaba con 3 hijas.

Siendo una adolescente Amanda consagró su vida al trabajo y al estudio.

Amanda: Yo estudiaba de noche trabajaba de día vivía afanada, acelerada porque yo quería llegar a ser alguien en la vida.

En medio de todos sus afanes Amanda encontró espacio para enamorarse.

Amanda: Me casé con un hombre que amaba tanto, un hombre 13 años mayor que yo.

ImageTiempo después, cuando ya había 2 hijos de por medio, la unión fracasó. Por lo que Amanda, se entregó de nuevo al trabajo hasta convertirse en una exitosa empresaria en el mundo de la belleza.

Amanda: Siempre había sido una mujer muy fuerte, que creía que nada me podía vencer, porque yo, pues, me había puesto una coraza, yo hasta me daba el lujo de decir que yo ni lloraba.

ImageAmanda no imaginaba que la seguridad que le daba su éxito profesional y el orgullo de haber sacado adelante a sus dos hijos, estaba por derrumbarse.

Amanda: Comenzó con unos dolores, eran unos dolores peor que dolores de parto.

Un examen médico le reveló la gravedad de su condición.

Amanda: Me dijeron que me tenían que operar porque yo tenía un tumor tan grande que me abarcaban varios órganos.

ImageLa intervención se complicó más allá de lo que esperaban los médicos.

Aura de Ayala (médico patólogo): Ella fue sometida una cirugía que requirió que se le extirpara parte del estomago, la cabeza del páncreas, obviamente la vesícula, parte del intestino.

En ese difícil momento, Amanda recordó al único que le podía dar fuerza para enfrentar esta prueba.

Amanda: Yo hice una reflexión sobre mi vida me puse a cuentas con Dios pude ver como había sido mi vida que calidad de vida había vivido y le dije que si era mi momento de partida que Él tomara el control pero que me quitara ese miedo.

Miguel Ángel López (hijo de Amanda): Yo trataba de abrirme a la posibilidad que ella podía morir, porque Dios podía llevársela si Él quería y teníamos que considerar esa posibilidad porque era muy real en ese momento.

ImageTan real, que luego de la delicada operación, Amanda se contagió de una peligrosa bacteria que le ocasionó bronconeumonía y obligó a colocarla en un respirador artificial. La extirpación de su páncreas la dejó con diabetes y eventualmente comenzó a sufrir insuficiencia renal.

Amanda: Estuve 2 meses sedada, que fue la etapa más dura, porque no había esperanza.

María López (hija de Amanda): Fueron los días de mayor tristeza que yo puedo recordar, porque era saber que ella estaba allí y que cuando yo regresaba cada tarde, cada medio día a verla, ella no podía contestarme.

Aura: Sentíamos que se nos iba escapando y no había manera, médicamente y humanamente, como poderla rescatar.

La posibilidad de tan terrible desenlace, llevó a la familia de Amanda a buscar ayuda en alguien más poderoso que la medicina.

Miguel: Yo le dije a Dios, “Dios si tu te la vas a llevar pues esta bien, tu puedes hacerlo, pero danos fuerza a nosotros”.

María: Siempre perseveramos en la oración y lo más importante no dejamos de ir a ningún servicio de la iglesia.

Las oraciones dieron frutos. El primero de ellos fue que la bacteria abandonó su cuerpo, ocasionando la mejoría que permitió a los médicos sacarla de aquella noche que había durado dos meses.

ImageAmanda: Ya mis músculos estaban atrofiados; había bajado 70 libras, sentía un dolor en la cabeza, se me habían hecho unas llagas en el cuero cabelludo, pero yo estaba reanimada, yo no entendía porque yo no podía estar angustiada.

A pesar de su brutal experiencia, Amanda debía ser sometida a una segunda operación para reconectar su estomago con sus intestinos una vez más, los riesgos eran inmensos.

ImageAura: Estábamos en una balanza, si la operamos se muere y si no la operamos también, es 50 y 50%.

Aunque maltrecha y con las probabilidades en su contra, Amanda sabía que el resultado ya no estaba en manos de los médicos.

Amanda: Yo no tenía miedo a morirme en ese momento, porque yo le había dicho a Dios que hiciera de mi vida lo que el quisiera.

La operación fue exitosa y sin ninguna complicación posterior.

Amanda: Dios permitió que me bañara en la ducha, donde yo podía ver las nubes, podía ver un árbol, la punta de un árbol, y lo vi como nunca lo había visto, en ese momento aprecie lo que en el pasado no había apreciado. Yo en ese momento aprecie el agua, aprecie todo, no se cuánto tiempo estuve parada y nunca mas me volvieron a bañar en la cama.

Amanda regresó a su hogar, donde todo le pareció como si hubiese vuelto a nacer.

ImageAmanda: Recuerdo que caminé después de tantos meses de no caminar, yo caminé por todo el jardín de mi casa, lo vi tan lindo. Y cuando yo vi las nubes yo dije, “tantos meses que tengo de no verlas y ahora las veo como nunca”.

A esa contemplación le siguió una profunda reflexión sobre su dramática experiencia.

Amanda: A mi Dios me llamó de diferentes maneras, pero yo me hacía la desentendida, y la prueba que yo pasé no me la mando Dios; fue un cheque que me cobró la vida, porque fue el proceso de mis decisiones equivocadas la que me llevó a vivir una vida de ansiedad, de afanes.

Esta lección de vida no solo llegó para Amanda, sino para los que junto a ella, debieron llevar la enorme carga de su enfermedad.

ImageMiguel: Vi la mano de Dios de una manera especial, porque fue realmente un tiempo para crecer. Yo creo que mucha gente dice que confía en Dios, que ama a Dios cuando las cosas van bien, cuando las cosas se complican uno realmente aprende a conocer a Dios, de otra manera muy especial.

María: Mi mayor consejo es que no se desanimen, que clamen a Dios en tiempos difíciles, porque el Señor va estar allí presto a escucharlos y que lo busquen a Él antes de que vengan las pruebas, que no esperemos que venga una prueba terrible, para que nos acerquemos a Él sino que lo hagamos a Él siempre.

Una búsqueda, que esta familia que ahora conoce el valor y el gozo de poder vivir cada instante, sabe que conduce al lugar correcto.

ImageAmanda: Pude ver que cuando nos agarramos de Él y Dios no ha dado la última palabra, aunque nos digan que ya no hay solución, aunque nos digan que ya no hay esperanza, mientras Él no da la orden no tenemos que morirnos antes del tiempo, porque muchas veces antes de comenzar una batalla ya vamos derrotados, pero yo pienso que si nos agarramos del tronco, no de las hojas, sino del tronco que es Él, Él nos va a sostener.

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