Para muchos parece imposible que existan líderes religiosos corruptos, pero siempre han existido y existirán porque el engaño y la mentira es en la humanidad un estilo de vida. No se asusten si descubrimos pastores y sacerdotes corruptos, pues aun el mismo Jesús tuvo entre sus discípulos a algunos que fueron corruptos, entre ellos esta Judas Iscariote.
A lo largo de las epístolas encontramos referencias y advertencias respecto a los que proclamándose apóstoles y profetas (2 Corintios 11:13), vivían impúdicamente y de forma desordenada, introduciendo en las iglesias herejías destructoras (2 Pd 2:1). Estos eran manchas en nuestros ágapes (Judas 12) y a los cuales se refiere Pablo cuando les define como que tienen apariencia de piedad pero niegan la eficacia de ésta (2 Tim 3:5), o sea que entre sus dicho y hechos hay mucho trecho. Aun la Palabra los describe en su corrupción mas allá de el engaño y robo, pues los presenta como adúlteros y fornicarios al escribir Pablo en 2 Timoteo 3:6 “Porque de éstos son los que se entran por las casas, y llevan cautivas las mujercillas cargadas de pecados, llevadas de diversas concupiscencias; “ y Pedro es mas contundente al afirmar en 2 Pedro 2:14 “Tienen los ojos llenos de adulterio, no se sacian de pecar, seducen a las almas inconstantes, tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición. 15Han dejado el camino recto, y se han extraviado siguiendo el camino de Balaam hijo de Beor, el cual amó el premio de la maldad,”. Pero analicemos en que aspecto un ministro o pastor es corrupto.
A lo largo de mi ministerio he visto de todo. Desde pastores inmorales que adulteraban y fornicaban descaradamente, hasta aquellos que se hacían ricos explotando y robando el dinero que supuestamente era para la obra de Dios. Los escándalos sexuales empañan a la Iglesia católica con el alto índice de pederastia y homosexualidad dentro de su seno, como consecuencia del insólito y anti bíblico Celibato. Pero también encontramos casos de prominentes pastores y predicadores que han causado escándalos de adulterio y homosexualidad[1] en muchos lugares, y por ser famosos, el escándalo se ha esparcido por el mundo[2], afectando a millones de débiles creyentes. A estos llama San Pablo “hombres corruptos de entendimiento, réprobos en cuanto a la fe” (2 Tim 3:8)[3].
Hemos enfocado la corrupción en el área moral o sexual, pero ¿y que de la codicia y ambición de los actuales ministerios? Un 40% de los pastores modernos van detrás de la prosperidad y el enriquecimiento a través de una serie de métodos considerados por la Palabra como inmorales y corruptos. Esta teología de la prosperidad desencadena la mentira, el robo descarado. el tráfico de influencia, el chantaje, la manipulación, el engaño, el mercantilismo descarado de la Palabra de Dios y la terrible desigualdad social en la cual vive la Iglesia del tercer mundo, en donde el tener te exalta y el ser pobre te condena o maldice. Es por ello que Santiago se refiere a este hecho que hoy es común en muchas iglesia, en donde tú vales por la apariencia y no por la santidad (Sant 2:2-4.
He conocido pastores ladrones, engañadores y mentirosos. Una vez fui a predicar a una iglesia la suela del zapato estaba rota. El pastor la vio cuando me arrodille para orar y a la hora de levantar la ofrenda dijo: “este pobre misionero ni zapatos tienes, así que vamos a bendecirle con una ofrenda de amor”. Los canasto se llenaron, y me dije, que bendición para la obra.
Al salir del culto me dieron un sobre con un cheque, y al abrirlo en el metro, descubrí que solo era un cheque de $10 dólares, que ni para comprar unos tenis me serviría. Pudiera relatarle la forma en que pastores han robado las ofrendas que era para un fin social, y la usaron para salir de viaje con su familia. Cuando un pastor desvía el fin dado de una ofrenda, o usa con mentira el dinero de sus feligreses para sus deleites y placeres, está cometiendo un acto vil, sacrílego e inmoral.
Lo que más hace falta en muchas Iglesia en la actualidad es integridad y transparencia financiera, porque bien dice la Palabra: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:9-10.
Es triste ver la condición actual del evangelismo y como, bajo el silencio de los que predican la verdad, la mentira y el mercantilismo religioso invaden los pulpitos, por predicadores que adulteran y falsifican la Palabra de verdad[4] (2 Corintio 2:17, 4:2), y sentir que a todos nos meten en el mismo saco porque el incrédulo no sabe distinguir al falso del verdadero siervo, y es más, aun muchos creyentes, por la ignorancia que tienen de las escrituras, son seducidos y atraídos por estos hijos de Satanás, como describe San Pedro “Y muchos seguirán sus disoluciones, por causa de los cuales el camino de la verdad será blasfemado, y por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas Sobre los tales ya de largo tiempo la condenación no se tarda, y su perdición no se duerme.” (2 Pedro 2:2-3. “… tienen el corazón habituado a la codicia, y son hijos de maldición” (2 Pedro 2:14).
Actos deshonestos y corruptos de un ministro del evangelio
Pasare a describir brevemente aquellas conductas corruptas que pueden adoptar los falsos apóstoles y profetas modernos y juzgarlos a la luz de la Santa Palabra de Dios.
He conocido pastores ladrones, engañadores y mentirosos. Una vez fui a predicar a una iglesia la suela del zapato estaba rota. El pastor la vio cuando me arrodille para orar y a la hora de levantar la ofrenda dijo: “este pobre misionero ni zapatos tienes, así que vamos a bendecirle con una ofrenda de amor”. Los canasto se llenaron, y me dije, que bendición para la obra.
Al salir del culto me dieron un sobre con un cheque, y al abrirlo en el metro, descubrí que solo era un cheque de $10 dólares, que ni para comprar unos tenis me serviría. Pudiera relatarle la forma en que pastores han robado las ofrendas que era para un fin social, y la usaron para salir de viaje con su familia. Cuando un pastor desvía el fin dado de una ofrenda, o usa con mentira el dinero de sus feligreses para sus deleites y placeres, está cometiendo un acto vil, sacrílego e inmoral.
Lo que más hace falta en muchas Iglesia en la actualidad es integridad y transparencia financiera, porque bien dice la Palabra: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.” 1 Timoteo 6:9-10.

Actos deshonestos y corruptos de un ministro del evangelio
Pasare a describir brevemente aquellas conductas corruptas que pueden adoptar los falsos apóstoles y profetas modernos y juzgarlos a la luz de la Santa Palabra de Dios.
- El convertir el lugar de culto en un negocio lucrativo, con actos artísticos pagados, y traer ofertas de bendiciones, unciones o pactos condicionado a dar cierta cantidad de dinero (Mt 21:13 Efesios 2:8[5]).
- Pedir una ofrenda, donativo o ayuda para un fin determinado y después desviarlo para otro, o tomarlo para uso personal.
- Exigirle a los hermanos dinero para que Dios les prospere, y aceptar dadivas de ciertos hermanos que tratan de comprar posición y privilegios en la iglesia, lo que definimos como soborno (Mt 20:20-23). Hacer distinción entre ricos y pobres, dándole mejor trato al que más tiene, y discriminar a los humildes, materialmente hablando (Stg 2:2-4). Se habla de iglesia de ricos e iglesias de pobres, y esto es una aberración.
- Vivir más allá de la realidad del medio donde estoy. ¿Cómo puedo vivir como rey y rico en medio de la miseria que me rodea? Esto es abominable ante los ojos de Dios. El siervo de Dios se conforma con cualquier situación, y comparte sus bendiciones materiales con los necesitados dentro de su congragación (1 Timoteo 6:6-8). Busca que la abundancia de unos supla la necesidades de otro (2 Cor 8:13-15).
- Maldecir, condenar o despreciar a los que no piensan como uno usando el pulpito, y manipular la Palabra para herir y dañar a las personas (Ef 4:15). Despreciar al que peca por su pecado. En este caso, hay que amar el pecador y condenar el pecado (Mc 9:38-40, Lc 6:28)[6].
- Auto nombrarse o exaltarse buscando o comprando títulos falsos para ser doctor o apóstol, con el fin de vanagloriarse y acentuar su poder pastoral (2 Cor 11:30, Lc 14:11, Fil 2:3).
- Visitar más a los que ostentan una buena posición, y despreciar a los humildes. Ir a las casas a buscar los diezmos de los hermanos, y acaparar los ingresos económico de las Iglesia (Mt 23:14).
- Buscar ser reconocido, respetado y buscar siempre los primeros puestos en sus actividades, aceptando la adulación y promoviendo su imagen para fines de exaltación (Mt 23:5-11).
- Hacer pactos o compromisos con los incrédulos, ya sea en el área mercantil o política, en tal caso no puede servir a dos señores (2 Tim 2:4,19. Mt 6:24, Ef 5:8)
1 comentario:
Wow!!!! que articulo más atinado, cuanto daño hace a la iglesia esta doctrina de la prosperidad!!!!
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